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dimecres, 31 d’agost del 2016

RESTAURANTS I TENDES

En el mundo goloso, la ciudad es punto y aparte. Después de París, posiblemente Lisboa sea la urbe con mayor número de pastelerías y panaderías por habitante. Locales en los que el pastel de nata emerge como el dulce emblemático. Tampoco se debe olvidar que las sardinas constituyen un icono gastronómico de primer rango. A partir de junio se asan en cualquier rincón de sus empinadas calles, y ya en pleno verano se incluyen en los menús de los grandes restaurantes. Para disfrutar de las mejores puestas de sol junto al Tajo existen merenderos únicos, y para desayunar mirando al río, terrazas muy especiales. Lisboa es una fiesta a poco que se conozcan sus rincones.

Restaurantes, tascas y bares

► 01 Belcanto (Largo de São Carlos, 10. Teléfono: + 351 213 42 06 07). Cocina de inspiración local, de hechuras contemporáneas, que el gran cocinero José Avillez (dos estrellas Michelin) resuelve con técnicas modernas. Varios menús. Buena bodega y gran servicio. Entre 50 y 90 euros por persona
02 Taberna da Rua Das Flores (Rua das Flores, 103. Lisboa. Teléfono: +351 213 47 94 18). No admiten reservas y siempre está lleno. André Magalhaes elabora una cocina viajera de múltiples influencias. Recetas locales y cosmopolitas de fondo casero. Salazones. Alrededor de 25 euros


Detalle de la Tasca da Esquina.
03 Tasca da Esquina (Rua Domingos Sequeira, 41 C. Campo de Ourique. Teléfono: +351 210 99 39 39). “Sentimos el alma de Portugal”, afirma su patrón, el conocido chef Vítor Sobral. Cocina de base tradicional portuguesa, moderadamente creativa, en un ambiente desenfadado. Platos de bacalao, setas y cerdo. Menús con diferente número de tapas.
04 ATira-te ao Rio (Rua do Ginjal, 69. Almada. Teléfono: +351 212 75 13 80). Merendero en la margen izquierda del Tajo. Ideal para cenar al aire libre. Arroces, calderetas y platos del día. Alrededor de 20 euros por persona
05 Das Flores (Rua das Flores, 76-78. Lisboa. Teléfono: +351 213 42 88 28). Casa de comidas que se llena a diario con parroquianos asiduos. Entre sus especialidades: el bacalao, las albóndigas, los escalopes y las huevas. Raciones abundantes, sencillo y barato. Alrededor de 20 euros por persona
06 Casa de Pasto (Rua São Paulo, 20, 1º. Cais do Sodré. Teléfono: +351 213 47 13 97). Se inspira en las tradicionales casas de comidas de finales del XIX, a pesar de que se inauguró en 2013. Recetas tradicionales del chef Diogo Noronha con productos de temporada y técnicas modernas. 35 o 45 euros.


Barra de By the wine, en Lisboa.
07 By the Wine da José María Fonseca (Rua das Flores, 41-43. Teléfono: +351 213 42 03 19). Local a la última. Primera tienda insignia de la bodega portuguesa José María Fonseca. Ideal para compartir raciones y tapas con vinos por copas. Jamones ibéricos de Guijuelo (Carrasco), pan del Algarve, quesos y dulces portugueses.
08 Cantinho do Avillez (Rua dos Duques de Bragança, 7. Teléfono: +351 211 99 23 69). Uno de los locales dirigidos por José Avillez. Cocina portuguesa tradicional de influencias cosmopolitas, resuelta con criterios actuales. Entre 40 y 50.
09 Mercado da Ribeira (Avenida 24 de Julio). Informal y siempre muy concurrido. Decenas de puestos con especialidades portuguesas e internacionales que se compran y degustan en mesas contiguas. Desde hamburguesas y sushi hasta recetas portuguesas. A su lado, tiendas de conservas y otros productos.
10 Quiosco de la Esplanada do Adamastor (Junto a la Rua de Santa Catarina). Ideal para desayunar con vistas espléndidas del Tajo. Café, tostadas y bolos.
11 A Brasileira (Rua Garrett, 120). En pleno Chiado, evoca una parte de la historia de la ciudad. Aconsejable degustar un café en su terraza junto a la escultura de Fernando Pessoa.

Tiendas para comprar y degustar



La tienda de quesos Quijaría, en Lisboa.
01 Queijaria Cheese Shop (Rua das Flores, 44. Teléfono: +351 213 46 04 74). Quesos portugueses y extranjeros para comprar y degustar. Y también patés, mermeladas y vinos.
02 Conserveira De Lisboa (Rua dos Bacalhoeiros, 34. Teléfono: +351 218 87 10 58). Comercio antiguo fundado en 1930, de ambiente vintage, con estanterías de madera y una gran selección de conservas.
03 Sol y Pesca (Rua Nova do Carvalho, 44. Teléfono: +351 213 46 72 03). Conservas portuguesas para llevar o degustar con cerveza en la propia tienda.
04 Bacalhoria Silva (Rua Dom Antão de Almada, 1. Teléfono: +351 213 42 49 05). Bacalao curado, estilo portugués, procedente de Islandia.


La tienda de Landeau Chocolate en Rua das Flores.
05 Landeau Chocolate (Rua das Flores, 70. Teléfono: +351 911 81 08 01). Cibercafé, recoleto y elegante, con una tarta de chocolate increíblemente buena, entre las mejores del mundo. Ración: 3,50 euros.
06 Pastelaria Suiça (Plaza Dom Pedro IV, 96. Teléfono: +351 213 21 40 90). Tradicional centro de tertulias fundado en 1922, con una amplia terraza. Tres especialidades: el pastel de nata, el bolo-rei y el cruasán, que aseguran haber introducido en Lisboa.
07 Confeitaria Nacional (Praça da Figueira, 18. Teléfono: +351 213 24 30 00). Fundada en 1829, una de las pastelerías más antiguas de Europa. Dos plantas con bastantes mesas. Bollería, pasteles de nata, chocolates y bolo-rei, su especialidad emblemática.

Marvila, el barrio secreto de Lisboa

Interior de la cafetería Café com calma, en Lisboa
Copado el Chiado, el Bairro Alto o la Baixa, los jóvenes creadores y emprendedores ven el futuro donde durante todo el siglo XXI solo ha habido decrepitud. Ahora, para descubrir lo último de Lisboa, de galerías de arte a cervezas caseras, hay que pasarse por Marvila

plaza David Leandro da Silva,
Almorzar en Cervezateca. Las opciones para almorzar van de la cocina de diseño del Entra (10), de Pedro Marques, con una cocina de diseño (19,50 euros el menú), al A Concha (11), el restaurante de barrio de toda la vida, donde no falta el rodaballo ni el centollo y al menú le cuesta llegar a los 10 euros.
cerveza de Dois Corvos


MUSEUS A LISBOA 1

04 Museu Geológico

Silencioso, pacífico y estimulante como una biblioteca, la mayor parte de las piezas que encontramos expuestas aquí fueron recogidas a finales del siglo XIX en territorio portugués, coincidiendo con el nacimiento de la arqueología y geología nacionales.
El Museo Geológico (Rua da Academia das Ciências, 19) muestra fósiles de dinosaurio –como los de cobras de hace 150 millones de años, los más antiguos conocidos en el mundo–, puntas de flecha o collares usados por los hombres primitivos que habitaron la Península, utensilios datados en la época de la ocupación romana y una extensa muestra de extraña riqueza mineralógica del país, entre muchos otros tesoros. En total, unas 4.200 piezas expuestas en cuatro salas —Paleontología, Arqueología, Mineralogía y Geología de Lisboa—que, a pesar de estar en el mismo centro de la ciudad, podremos disfrutar casi para nosotros solos.
05 Museu da Música
Pequeño pero fascinante, pocos salones de la música en Europa, ya sean privados o públicos, cuentan con semejante elenco de celebridades musicológicas y fonográficas. Además de su fantástica colección de instrumentos relacionados con la música popular, tanto europea como asiática y africana, el Museu da Música (Rua João de Freitas Branco) cuenta con auténticas joyas de la historia mundial del arte del lutier: un piano de Franz Litz, traído a Portugal en 1845; un violoncelo de Antoio Stradivari que perteneció al rey Dom Luís hasta su muerte, a finales del XIX, o un clavicémbalo mandado fabricar por el rey francés Luis XVI. Ubicado en el mismo edificio de la estación de metro de Alto dos Moinhos –lo que facilita muchísimo la visita–, el museo cuenta, a pesar de su reducido tamaño, con una colección de más de mil instrumentos de entre los siglos XVI y XX.
06 Museu Nacional do Teatro e da Dança


'Performance' en el Museo do Teatro e da Dança, en Lisboa.

Las instalaciones del hermoso Palacio Montéiro-Mor acogen esta completa oda a la historia del teatro portugués. Más de 250.000 piezas de escenografía –sobra mencionar que no están todas a la vista–, 120.000 fotografías y una biblioteca especializada de 35.000 volúmenes ofrecen la mayor muestra de teatro y danza del país. El Museo do Teatro e da Dança (Estrada Lumiar, 10) expone trajes diseñados por el polifacético artista Almada Negreiros, algunos vestidos por celebridades como Amália Rodrigues; diseños del adalid del surrealismo portugués Mário Cesariny; retratos originales, carteles, discografías y partituras iluminan más de tres siglos de historia de las tablas portuguesas. A parte de los eventos temporales a lo largo de todo el año, cabe estar atentos a los espectáculos especiales que organiza para el Día Mundial de la Poesía y el Día Mundial del Teatro (ambos durante el mes de marzo), entre otras fechas señaladas.
07 Casa-Museu Medeiros e Almeida


Salón de la casa museo Medeiros e Almeida, en Lisboa.

Considerado el empresario portugués de mayor éxito en el siglo XX y el segundo más importante mecenas del país –solo superado por Calouste Gulbenkian–, António de Medeiros e Almeida legó a la ciudad de Lisboa una extensa colección de artes decorativas. La propia casa museo (Rua Rosa Araújo, 41) que acoge la muestra data de finales del siglo XIX y en su interior guarda las confidencias de toda una vida de selección y compilación artísticas según los gustos del empresario: pinturas, joyería, escultura, muebles de lujoso diseño, orfebrería, preciosos abanicos de épocas pasadas, artilugios misteriosos o relojes de bolsillo se encuentran desperdigados con elegancia a lo largo de todas las habitaciones. A diferencia de los museos monotemáticos, la casa de Medeiros e Almeida consigue sumergir con naturalidad el gusto por el arte con la intimidad de una residencia que fue verdaderamente familiar.
08 Museu Militar
Ya en tiempos del rey Dom Sancho II, en el siglo XIII, se erigía en el actual Museu Militar (Rua do Museu da Artilharia) aquí uno de los primeros arsenales con los que contó Lisboa. La enorme construcción ha sido depósito de armamento, fábrica de pólvora, factoría de fundición y fabricación de artillería, oficinas del almirantazgo, y hoy ofrece el mejor museo de la ciudad para conocer la historia militar de Portugal, con permiso del Museu da Marinha, en Belem, más conocido y visitado. Además de piezas, uniformes y pertrechos de guerra utilizados desde los albores de la creación de Portugal, también podremos disfrutar de una excelente colección de pinturas y tallas de los siglos XVIII, XIX y XX.
09 Museu Nacional dos Coches


Sala noble del Museu Nacional dos Coches, en el barrio lisboeta de Belem. / MNCoches

Pese a ser uno de los museos más visitados de Lisboa, curiosamente pocos viajeros españoles deciden atravesar sus puertas. Acoge la mejor colección del mundo de carruajes y carrozas. El propio edificio donde se alojaron la mayoría de las piezas en exposición hasta mayo de 2015 es una joya de la arquitectura de principios del XVIII, cuya fastuosa decoración se ve enfatizada por los lujos y florituras de las carrozas y berlinas.
Hoy, la mayoría de las piezas del Museu Nacional dos Coches (Avenida da Índia, 136) ha sido trasladada a un edificio de construcción moderna, también en el barrio de Belem. Partiendo del siglo XVI y llegando a principios del XX, el museo ofrece un agradable paseo por la Historia de los transportes de tracción animal –incluidos en esta categoría los de tracción por fuerza humana–, como calesas, coches de correos y diligencias a caballo, así como piezas provenientes de casas reales, papales y de grandes familias aristocráticas. En honor a tan insigne herencia, el centro también ofrece una colección del vestuario y otros accesorios decorativos utilizados por aristócratas y sirvientes

LISBOA


LISBOA

Tras ser arrasada en 1755 por un terremoto, seguido de un maremoto y unos pavorosos incendios, que acabaron con el 85% de los edificios y un tercio de la población, Lisboa tuvo que reinventarse, ¡y qué bien lo ha hecho! Es una ciudad moderna en la que, pese a todo, sobreviven los pequeños comercios tradicionales, y en la que caben las callejuelas enmarañadas de Alfama o el trazado ortogonal de la Baixa. Bajo por Liberdade, llena de tiendas de lujo, hacia la Baixa y el Chiado, hacia sus afamadas plazas. Se suceden las pastelerías y heladerías, los restaurantes, las vinotecas. En la plaza da Figueira tomo el tranvía 15 para ir a Belém. Entretengo la espera en la parada viendo la estatua ecuestre de João I con su cetro y casco con penacho, en el que a veces se posa una paloma, a veces una gaviota.

Ir en tranvía por Lisboa es una buena idea. Ir en el 15, pésima: se llena. Voy durante 50 minutos como un turista en lata, pero al menos me esperan el monasterio de los Jerónimos, el más esplendoroso ejemplo de la arquitectura manuelina; la torre de Belém, también manuelina, desde la que se vigilaba el estuario, originalmente en una isla y, por obra del famoso terremoto, hoy en tierra firme; y el monumento de los Descubrimientos, que tiene algo de mazacote, pero que emociona si desde su base se mira el mar inmenso, pues desde ahí partió Vasco da Gama hacia lo desconocido. Callejeando, veo la escultura de un gato, en una pared, hecha por Bordalo II con piezas de automóviles y otros desechos, y pintura. Lisboa es, también, la ciudad de los grafitis, referente del arte callejero.
En la Associaçao Regional de Vela do Centro, un restaurante que da al estuario, como un rodaballo que me permite seguir encantado con Lisboa durante unas horas más. Regreso al centro. Cansado, y tras haber aprendido a temer las cuestas, alquilo un tuk-tuk para recorrer Graça y Alfama, y acabar en San Jorge, el castillo que domina la ciudad. Los tuk-tuks, vehículos de tres ruedas de alegre colorido, típicos de Asia, se han puesto de moda, hasta convertirse en un enjambre que se quiere limitar. El guía, cuyos conocimientos históricos son tan poco fiables como los míos, hace diversas paradas, entre ellas una en la Sé (catedral), sobria, elegante en su engañosa tosquedad; otra en el mirador de Nuestra Señora del Monte, el más alto de la ciudad, y entre unas y otras voy viendo fachadas con azulejos, calles estrechas, un grafiti de Alexandre Farto (Vhils) que representa a Amália Rodrigues, la gran cantante de fado. Desde el castillo, con sus grandes torres y murallas, vuelvo a gozar de una vista de pájaro de Lisboa, de sus tejados rojos, sus casas blancas, el Tajo majestuoso


Regreso a la Baixa. Subo al mirador de Santa Justa. Una vez arriba, olvido el tiempo tediosamente perdido en una cola y vuelvo a disfrutar de las vistas. Camino por la Via Augusta, enfilada con el arco de Triunfo que da acceso a la plaza del Comercio, bello ejemplo del urbanismo del marqués de Pombal. En los soportales de la plaza busco el café Martinho da Arcada, fundado poco después del terremoto, uno de los preferidos por Pessoa, poeta casi tan inabarcable como el Atlántico. Camino después al café A Brasileira, también frecuentado por Pessoa, en la Rua Garret, llena de tiendas, corazón del Chiado. En su terraza está la archiconocida escultura del poeta a cuya mesa, también de bronce, los turistas se sientan para fotografiarse. Cerca de allí se halla Honorato, una franquicia donde dan excelentes hamburguesas, en locales puestos con buen gusto, luces tenues y maderas oscuras.
Salgo. Cae una tormenta que embellece aún más fachadas, tejados y adoquines, haciéndolos brillar. Las calles se llenan de charcos, y es muy fácil resbalar. Me doy cuenta de que, pese a mis intenciones, me he comportado como un turista del montón, subiendo al elevador de Santa Justa, yendo a Belém en el 15, alquilando un tuk-tuk. Y encima, de los más incultos o perezosos, pues lo que sí he cumplido es saltarme el Gulbenkian. Me distraigo, deprimido por tales pensamientos, y meto un pie en un charco hasta el tobillo. El pequeño contratiempo me consuela. Al fin he conseguido lo que me proponía: zambullirme, modestamente, en Lisboa.




UNA LLIBRERIA SLOW LER DEVAGAR
Ler Devagar es quizá la librería más curiosa de Lisboa. Al entrar nos encontramos con una amplia y cómoda sala de estética industrial y cierto aire a taller de arte neoyorquino. Mientras ojeas libros, cómics o magazines, puedes tomar un pastel, un café o un vino en una de sus dos cafeterías. Está decorada con las antiguas máquinas de un taller de imprenta, acoge exposiciones temporales y los libros forran paredes, estanterías, mesas y algunas partes del suelo. La imagen más icónica de Ler Devagar es la escultura que cuelga del techo: un ciclista dirigiéndose a la luna, del artista y creador cinemático Pietro Proserpio, quien tiene su taller en el segundo piso del local, cuya visita es más que recomendable. Todo un viaje por su mágica creatividad mecánica.

SINTRA. UN XALÉ PER A LA COMTESSA
El caserón, que entre 1869 y 1875 mandara construir el rey Don Fernando II el Artista para su futura esposa, la cantante de ópera suizo-americana Elise Hensler, Condessa d’Edla, muestra una heterogénea, casi excéntrica, composición ornamental. Con un exterior moldeado en estuco, resulta sorprendente la utilización de corcho en marcos de puertas y ventanas. El interior del chalet de la Condessa D'Edla esconde símbolos esotéricos, mezclas de estilos arábicos, pinturas de aires pastoriles y, cómo no, metros y metros de pared revestidos de brillantes azulejos. Además, esta curiosa pieza de arquitectura está rodeada de 1,5 hectáreas de bellos jardines, con lagos y especies botánicas traídas de lugares exóticos para deleite de la condesa.



IGLESIA DE SAO DOMINGOS

Interior de la iglesia de Sao Domingos, en Lisboa. / Teresa C. Sousa

Lisboa suma en total más de 60 iglesias, conventos, monasterios y basílicas, pero solo dos guardan su pasado gravado a fuego en las piedras de sus pilastras. El más conocido es el Convento de Carmo, que aún muestra las devastadoras cicatrices del terremoto de 1755. Y el menos célebre, a pesar de encontrarse en el centro de la ciudad, es la Igreja de Sao Domingos. Construida en el siglo XIII por orden del rey Sancho I el Pío, ha acogido regias ceremonias, ilustres cultos religiosos, exequias nacionales, bautizos y bodas reales.
Sin embargo, esta iglesia también ha pasado más tribulaciones que una monja de clausura. Fue bajo sus muros donde comenzó la llamada Matanza de Pascua, en 1506, en la que una multitud de cristianos torturó y mató a unos 2.000 judíos que huían de la persecución en España de los Reyes Católicos. En 1531, un terremoto hizo precisa una primera reedificación y, como el resto de la ciudad, sufrió también el devastador seísmo de 1755, tras el que solo se salvó la sacristía y la capilla mayor. De nuevo reconstruida, en 1959 sufrió un violento incendio que acabó con toda la decoración interior entre altares, tallas de pan de oro, imágenes y frescos del siglo XVIII. Pero esta vez, así se quedó, espejo de penitencia: los muros interiores muestran todavía las huellas del fuego, así como cortes y fisuras en sus columnas.
BARRIO DE MOURARIA
Exposición fotográfica callejera en el barrio de Mouraria, en Lisboa
PALACETE DEL TE
Comedor del palacete Chafariz d’El Rei, en el barrio lisboeta de Alfama


diumenge, 13 de març del 2016

MARATÓ DE LECTURA EN VEU ALTA 2016

Consisteix en una lectura ininterrompuda de dotze hores, de nou del matí a nou , en què cada participant llig aproximadament durant uns cinc minuts, i que sumen al voltant de 150 lectors per marató.Enguany serà el dimarts 26 d'abril.
En la primeres edicions es va centrar a homenatjar al Tirant, mentre que en edicions posteriors li la vam dedicar a Enric Valor "Rondalles", a Vicent Andrés Estellés, ..L'any passat l'edició es va dedicar a JR Barat amb la novel·la El rei Templer
Aquest any l'edició es dedica a poetes i poetesses contemporanis